La realidad animal frente al ocio turístico social
El parque de Cabárceno alberga en
su interior a una gran variedad de animales, de los cuales, la mayoría no se
encuentran en las condiciones salvajes que les ofrecería su hábitat natural si
estuvieran en libertad. Es cierto que muchos de ellos en su espacio natural y
sin la atención de todo el personal que está al cuidado de ellos no
sobrevivirían a determinadas situaciones que les presenta la naturaleza. Pero
hay que analizar la cuestión sobre si un león que nace en la selva y un león
que nace en Cabárceno tienen los mismos instintos de caza o supervivencia. Esta
claro que no. Esto hace reflexionar sobre si los humanos tenemos el derecho de mantener cautivos a otros animales para el
lucro de nuestro entretenimiento, estudio y emocionante aventura de ver un
animal salvaje. Es evidente que a pesar de crear un mundo respetuoso y cordial
para los animales, estos son el pretexto para construir una atracción turística
humana. Esta atracción se viene haciendo desde que el ocio forma parte de la
condición humana. Desde entonces las condiciones han cambiado mucho, ya no son
las antiguas casas de fieras con gorilas tristes y elefantes mustios. Estos dejan paso a una serie de parques como Cabárceno
que ya no ofrecen la mera exhibición de los animales. De todas formas hay que
mantener en pie el discurso referente a la privación de libertad de los
animales en los parques porque estos siempre están sujetos a una serie de
normas, horarios y disciplinas pertenecientes al hombre y que forman parte de
la forma de vida humana. Como turistas, este aspecto no se percibe de forma
negativa porque prima la diversión y el entretenimiento. Los humanos no tenemos
el derecho de mantener “encerrados” a los animales y en determinados parques
los animales se encuentran en unas condiciones que las personas no deberíamos
consentir. Sienten diferente, viven diferente, piensan diferente, en definitiva
son diferentes pero no podemos negar que forman parte del ser humano en muchas
de sus facetas como ser social. En este caso los humanos tenemos cierto poder
sobre ellos, pero no quita para que los respetemos igual que lo haríamos con
cualquier persona. La situación es irremediable, porque al igual que hay
personas que no respetan o bien hieren a otras personas, siempre ocurrirá por
parte de esas personas hacia los animales. Puede haber una solución, hay un
término medio en el que ambos seres encuentren la conciliación y en este
sentido ninguno sale perjudicado. Un buen ejemplo está en Cabárceno donde el
animal vive en condiciones diferentes, pero vive y es respetado como ser vivo
que es. Esta claro que no se puede comparar con la vida salvaje en libertad,
pero es una forma de vivir diferente en la que convive nuestro disfrute a
través de las sorprendentes incógnitas que nos ofrece la vida animal. La
atracción turística en casos como el de Cabárceno se puede excusar diciendo que
sirve de mantenimiento para que estos animales vivan en las condiciones en las
que lo hacen en este entorno.
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